Botanicula, una aventura grafica diferente, analisis de AnaitGames
Despues de jugar a Machinarium, me he decidido a probar Botanicula y me gustaria hablar un poco sobre el juego, su mecanica, su aspecto grafico, etc, pero buscando imagenes para empezar, me he topado con este fantastico analisis de AnaitGames y lo poco que iba a escribir, lo define perfectamente el autor.
Por lo que os dejo el analisis y la invitacion para que probeis Botanicula, o cualquier juego de Amanita Desing, son todos soberbios, en serio.
Con Samorost y Machinarium, los checos de Amanita Design ya demostraron ser uno de los estudios con un criterio artístico más definido en la industria europea. Esto, que llena mucho la boca y queda súper bien en las notas de prensa, no sirve para nada: también tenía muy marcadas sus ideas Pollock y menudas abominaciones se sacaba de la manga el muy bandido. Lo importante de verdad, y más en un medio como el nuestro, extremadamente susceptible de ser abordado por mucho gilipollas con prejuicios, es que el resultado sea bonito. Más que bonito: inspirador, inventivo, expresivo. Jakub Dvorský y compañía tienen ya las pelotas gastadas de demostrar que eso nunca ha sido un problema para ellos, y con este Botanicula, a pesar de su feo título, han vuelto a consagrarse en el dominio de ese arte tan difícil de domar que es hacer las cosas bien.
No es necesario haber jugado a Machinarium o los dos Samorost (el tercero está en el horno, dorándose), pero desde luego si no lo habéis hecho dad gracias que no me tenéis delante porque el bofetón sería irreprimible. No, en serio: jugadlos. Los juegos de Amanita no solamente le convierten a uno en una persona mejor, sino que la metamorfosis de ese pedazo de carbón arrugado que late en vuestra caja torácica hacia una floreciente criaturita de mejillas rosadas y dulzura sin par es del todo perceptible a medida que sucede. Ni siquiera en necesario el mecanismo de recompensas que sirve como pilar básico de toda experiencia lúdica: el simple hecho de explorar sus mundos y conocer a su bestiario es un masaje para la vista, el oído y el espíritu.
Botanicula se presenta como la aventura gráfica más minimalista del estudio, lejos también de la dificultad algo sobrehumana de Machinarium. Controlamos a cinco formas de vida botánicas, cinco amiguetes que se han visto atrapados en un pequeño apocalipsis vegetal: el árbol en el que conviven con otros cientos de criaturas de todas las formas y tamaños ha sido invadido por unos parásitos, parecidos a arañas (¿esas malditas abyecciones de la naturaleza tienen que estar en todos los juegos? Yo digo: ¡Basta ya!), que están absorbiendo la vida de bichos y plantas. La pandilla se mueve como uno solo, y únicamente en contadas ocasiones dependeremos de las distintas habilidades de cada uno, y es de las pocas veces que uno desea equivocarse: para ver qué sucede en caso de elegir al que no es.
La sensación de frescura es abrumadora, envolvente. No es solo Botanicula sea dinámico y muy musical: es que el simple hecho de hacer click en un elemento nunca sabemos qué nos va a reportar; si recoger un ítem, comunicarnos con alguien o algo completamente distinto. Es esa forma de maravillarnos a través de lo imprevisto el arma de filo con la que el juego nos seduce. Esa curiosidad primaria, ese niño pequeño que se acerca a una máquina recreativa o tragaperras y pulsa botones al azar sin haber insertado monedas. Ese brillo en sus ojos cuando sucede algo en la pantalla o las ruletas, cuando los colores cambian, las luces parpadean o zumban los altavoces. El crío ni siquiera contempla que haya sido fruto del azar o la coincidencia, aún no comprende los mecanismos del juego, pero el simple hecho de accionar una sucesión de eventos le resulta estimulante, le maravilla. Eso es Botanicula: un pont’n’click en el que lo importante es hacer precisamente eso, pinchar en todas partes, explorar todas las maravillas que han dispuesto Amanita y su magistral departamento de audio.
Porque si hay algo que destaca incluso un poquito más que lo visual y lo humorístico (directamente influido, y canta a la legua, por Terry Gilliam y sus locos bailes de recortes vintage en el Flying Circus de los Monty Python) es el sonido. La música es justo lo que cabía esperar cuando uno se entera de que son los checos de DVA (un matrimonio que compone alegres melodías electroacústicas en un idioma que no existe, a medio camino entre el húngaro, el checo y una mala imitación de Shakira cantando al revés). Y lo que cabía esperar es justo lo que es: una puta maravilla, sin concesiones. Los efectos de audio corren a cargo del mismo dúo, en su inmensa mayoría confeccionados de voces y sonidos con la boca, dando como fruto algo todavía más cercano al Gilliam setentero, tan cómico y la vez intimista que uno no puede evitar activar los mismos mecanismos una y otra vez a sabiendas de que nada nuevo va a suceder. Un cuarteto de ranas o unos cuantos gusanos se convierten en un entretenimiento hipnótico, absorbente; una mezcla deslumbrante de belleza y personalidad sonora. La banda sonora la podeis adquirir en Amazon.es
Hay pocos juegos que le arranquen a uno tanto sonrisas como bufidos de admiración sin siquiera recurrir al texto ni una historia conmovedora. Botanicula se sirve de su propia belleza arrebatadora y adorable y su fabulosa pista de audio para conformar un universo propio que cualquier ser humano sensible desearía registrar. Sin aspavientos existenciales, sin embarcarnos en la búsqueda de uno mismo, sin hacer malabares con nuestras emociones, sin viajes astrales ni travesías por el desierto, sin punciones a la conciencia ni trascendentalismos humanistas. No es que Botanicula consiga ponerse a la altura de nuestras convicciones filosóficas, es que tira de nosotros hacia abajo hasta que la ropa nos queda grande, la encimera es una torre inalcanzable y somos de nuevo esos niños asombrados ante un piloto luminoso y el sonido de una bocina. Como un gato ante un televisor, como el sordo que oye por primera vez. Un juego hermosísimo a todos los niveles posibles.
Fuente: Anaitgames